lunes, 11 de abril de 2011

El hombre que fue jueves (G.K Chesterton)

—Le estaba esperando —dijo Gregory—, ¿podemos hablar un momento?
—Por supuesto. ¿Sobre qué? —preguntó Syme con un débil tono de sorpresa.
Gregory golpeó el farol con su bastón y luego el árbol.
—Sobre esto y aquello —exclamó—, sobre el orden y la anarquía. Aquí está su precioso orden, este mezquino farol de hierro, feo y deslucido, y ahí está la anarquía, rica, viviente, reproduciéndose a sí misma; ahí está la anarquía, espléndida en sus verdes y dorados.
—En todo caso —replicó Syme pacientemente—, en este momento sólo puede ver el árbol a la luz del farol. Me maravillaría si pudiera ver el farol a la luz del árbol.

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